martes, 26 de agosto de 2014

OTRA VEZ A LA ESPERA DE LOS RESULTADOS DE UNA BIOPSIA EN LA SALA DE EJERCICIOS DEL SEGUNDO PISO

Vislumbro los tulipanes cada dos segundos.
Han llegado tarde este año. Aquellos que planté.

No debería haber pensado en los bulbos como             
aquellos que miraría  desde aquí, rojos, como un conejo rosa.

Siete paraguas flotan; sólo uno
se invierte. El amoníaco entre las máquinas

hace este paseo a ninguna parte menos atractivo.
Un coche de policía patrulla en la siguiente ventana

¿Dónde queda aparcada una furgoneta blanca sucia? Lo
complicadoes discernir si todavía

llueve. Dos puentes (no he cruzado ninguno)
Y el refugio para enfermos

mentales delincuentes través del estuario.
Una anciana oscurecida por una campana de ciruela

aparece para llamar a un taxi, pero después
de que uno se detenga, está claro que jalea a

los niños que se ríen mientras corren. Se gira
y sale de mi campo de visión. Intentaré comer

seis cosas verdes hoy y nada blanco. La
multitud danza rápido y es tan probable que

aparezcas. Mi pequeña botella de perfume
está casi vacía. Dispuesta sola una

muestra , en la bandeja de color rosa que compré
en el siglo pasado, en Florencia. No sé

si me voy a comprar una botella. Todavía incapaz
 de encontrar a los cuarenta, el olor de para mí.

El cartero se desploma contra la fuente, su
cuerpo, la carga más pesada que tiene

qué llevar. ¿Cuánta lluvia haría falta para que
la fuente se desborde? Ojalá

no hubiera sido tan consciente al aprender
los fundamentos del tango argentino en

tres lecciones antes de la boda en
Salónica. Desde que leí a

Brönte, me niego a usar un paraguas..
Y me hago creer que estoy caminando los páramos incluso

en la ciudad en la que nunca
estoy. Si te dijera lo que yo

espero, no podría soportar tu pena. No haría
nada de esto sin música.

Esta sala es un trapo empapado de deseo,
incluso cuando es hueco. No es demasiado

tarde para aprender algo nuevo, incluso con esta
cicatriz de traqueotomía y tres cartas en el cajón de mi escritorio.

Nueve perros pasean después, oliendo la acera.
El tiempo no parece molestarles.

Es demasiado pronto para el presente oscuro.

No quiero salir del edificio ahora.


Jennifer Franklin
Tr. del inglés

Edward Munch

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