sábado, 6 de septiembre de 2014

Ar

La selva crece por dentro y el altiplano anida en la mirada.
La humedad se deposita en la piel como una bruma.
De lo seco a lo húmedo, de golpe.
Un corte de respiración abrupto
como el paisaje.
Transición insospechada: el horizonte de montañas enormes y heladas se precipita.
Se hace precipicio mientras lo verde irrumpe.
Un juego de colores y de respiraciones.
No se respira igual en lo árido que en lo húmedo.
No se es igual.
¿En qué punto exacto se produce la escisión?
¿Se produce?

¿O es que la selva permanece dentro como un presentimiento mientras el altiplano anida en la mirada como un estar ausente?
¿O es que el altiplano permanece dentro mientras la selva humedece la piel y vuelve bruma  la mirada?
No es una ruta: es un trance.
Es atravesar el terror / el camino de la muerte.
Extravié el camino pero la selva era clara, palpitante, presencia invasiva.

Un exterior que invade y arrebata.
la suspensión / el éxtasis del afuera
No se trata de geografía se trata de una respiración compartida que se abisma.
El camino de la muerte: En la infancia se puede mirar el abismo verde e intuir la palabra muerte. Se puede pensar: ¿cómo puede ser algo terrible si la caída por el precipicio parece amortiguarse en esas copas verdes respirantes que nos miran?
Mientras las cascadas constantes vuelven barro la tierra y parece que todo está dado para la muerte. No es una ruta es un trance.
Llegar a Caranavi.

Cobija: La selva suena.
El altiplano calla.
pero en esos contrarios se contiene toda la música del mundo
El amanecer en la selva es azul /El amanecer en el altiplano es celeste.
Y las impresiones son sólo matices cromáticos de un mismo misterio que sabe desdoblarse de manera casi simétrica en las oposiciones:
Verde / Gris     Húmedo/Seco     Bajo/Alto     Calor/Frío
Alquimia, oxímoron: anima mundi.
Pero ¿en qué momento exacto se produce el desdoblamiento que enfrenta? ¿Enfrenta o acompasa? ¿No contiene cada instancia su reverso dentro? ¿No se es altiplano en oposición a que se es selva?
(Nada es cierto y el lenguaje de la separación no es suficiente para nombrar las metamorfosis del paisaje.)

La coca: hoja verde que contiene la selva que se mastica.
Pasanca: una nueva manera de lo negro en la selva.
Motacú achachairú guapurú: ¿el lenguaje es del lugar de donde procede lo que se nombra o del lugar donde es pronunciado lo que se desconoce?
[Encomiendas: la humedad viene dentro y también la fruta envuelta en cartas. Reyes y el Beni vienen en la encomienda y crean todo un lenguaje que hace inmediatamente crecer la selva en plena La Paz, en la avenida Arce.]
«El Beni como una imagen extraviada en un libro de Perec. Leer una postal cuya leyenda dice Beni y ver como de las páginas brota la laguna de Copaiba, Rurrenabaque, Reyes, las palmeras, el jocheo de toros del 6 de enero. Soñar en escribir, a lo Perec, un relato beniano en el que estuviera ausente la letra u: ¿un imposible? ¿Un callarse las cosas de la selva?»

La laguna de Copaiba: decir piraña e intuir una presencia real distinta a las fábulas de Esopo. Pero también decir jochi colorado, sicurí, pasanca, sumurucucu como animales de una mitología que el habitante del altiplano desconoce. Dejarse habitar por ella.

U como onomatopeya selvática. U de motacú. U de lluvia. U de humedad. U de tutuma. U de cunumi.  U de tacú. U de yungas. U de sumurucucu.
una letra para la zona tórrida y para la apertura del lenguaje

El altiplano, como el desierto de Jabès, es la extrema escucha. La selva con su sonido vibrante entabla un diálogo imperceptible para los que no han aprendido a callar en su lenguaje.
Una naturaleza desatada que nos camina dentro. La selva: la floresta respirante que nos come –y se lo comió la selva.
El zapateo africano que retumba sobre el altiplano del Perú / La saya de los Yungas retumba en el carnaval de Oruro / El contundente ritmo de la selva retumba en el sosegado ritmo del altiplano.
la música de yuruparý se hace con los huesos de Uarly

porque uno es el otro y el otro es el uno


Valeria Canelas

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