El invierno me
entretuvo.
Su caparazón de
coco se me cuajó en los tendones
y le impuso a mis
cartílagos calavera en vez de alud.
En mí se practicó
la creación del hielo
pero nadie pudo
silenciar para mi oído
la tenacilla del
polen cuando place al tulipán.
Así que no es
tarde no es tarde estoy vivo
para ensayar la
partitura de tu cuerpo una vez más
y desprender del
pentagrama todo témpano
que enfríe los
acordes con que se abre
el estuche de azafrán
donde ocultas el verano
para que no lo
asierren las termitas.
Pedro Larrea
Paul Klee |
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