La presencia en España de poetas de origen latinoamericano tiene un
interés extraordinario porque introduce en el debate nuevas preguntas
sobre el lugar de la poesía en nuestras sociedades. Si como dice Slavoj
Žižek "la tolerancia respecto a los diferentes disminuye cuando el
próximo se aproxima", tal vez el único acercamiento viable a su
extranjería sea practicar lecturas que en lugar de segregarla la
conviertan en paradigma de nuestra crítica. Extracomunitarios
ensaya esta respuesta y ofrece una muestra significativa de nueve de los
autores por los que merece la pena intentarlo: José Viñals, Isel
Rivero, Ana Becciú, Mario Merlino, Yulino Dávila, Magdalena Chocano,
Mario Campaña, Andrés Fisher y Julio Espinosa.
Por Benito del Pliego
Él degüella los ojos del potrillito nuevo de la tarde. Su gran cuchillo de
matarife vendimia la uva rubia, temprana y agria en los racimos estelares.
Con mano oscura pliega el heliotropo de su turbia sombrilla y, con un
peso de tropel de elefantes, la quilla ahumada embiste el cadáver flotante
de la gaviota más blanda que un pañuelo.
Cae el ave fosfórica atravesada por la espadaña de los astros y muge como
un toro recién castrado en los vapores de la orina y el lodazal amarillento
de las voces bestiales acorraladas por el sueño.
Mi cabeza, pervertida por los deseos, se humilla sin escándalo y mi lengua,
prolija como una alfombra de palacio, viene a servir de estercolero
celebratorio, de crónica asquerosa para el pájaro-rey defenestrado de su
imperial, futuro y dulce sino sobre las frentes de diamante, cuando el día
en penumbras, lleno de edades y de ruinas, se coma lentamente su mano
de langosta.
matarife vendimia la uva rubia, temprana y agria en los racimos estelares.
Con mano oscura pliega el heliotropo de su turbia sombrilla y, con un
peso de tropel de elefantes, la quilla ahumada embiste el cadáver flotante
de la gaviota más blanda que un pañuelo.
Cae el ave fosfórica atravesada por la espadaña de los astros y muge como
un toro recién castrado en los vapores de la orina y el lodazal amarillento
de las voces bestiales acorraladas por el sueño.
Mi cabeza, pervertida por los deseos, se humilla sin escándalo y mi lengua,
prolija como una alfombra de palacio, viene a servir de estercolero
celebratorio, de crónica asquerosa para el pájaro-rey defenestrado de su
imperial, futuro y dulce sino sobre las frentes de diamante, cuando el día
en penumbras, lleno de edades y de ruinas, se coma lentamente su mano
de langosta.
(de Entrevista con el pájaro)
Poema de José Viñals
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