viernes, 4 de diciembre de 2009

BALADA DE LA MONTAÑA DEL SUR

Un páramo otoñal y transparente, fresca brisa de otoño.

La estridencia de los insectos se instala en el azul profundo del estanque.

La niebla florece como si su raíz fuera la roca musgosa en la montaña.

Como una mujer joven se disuelve en el llanto, los pétalos helados y rojos se sacuden el rocío.

En septiembre los campos de arroz se vidrian de amarillo.

Las moscas de fuego se inclinan sobre la estrechez de los senderos.

El manantial emerge de la piedra para hundirse en la arena.

Los resplandecientes fuegos fatuos barnizan los pinos y su fruta.


de John Ash

5 comentarios:

Vladimir García Morales dijo...

Bellísimo

Unknown dijo...

Precioso. Cada visita al blog es una bocanada de aire fresco.

camaradeniebla dijo...

gracias M. y Vladimir.

Dillinger dijo...

Qué maravilla. Qué precisión. Qué delicadeza. Qué certero. Una vez más: gracias por traer palabras como estas, para que podamos disfrutar tanto como lo hacemos.

Un abrazo de su amigo Dillinger.

Anónimo dijo...

Buenísimo