jueves, 31 de diciembre de 2009

GRAN SONATA 2


Llámalo río,-

llámalo verano o casa abierta:

una lluvia templada cae a través de la luz solar sobre los bancos

arbustos y una fuente,- personajes

en este relato que no es un relato. Los extraños

son aquí bienvenidos, y al final has salido

de aquel apartamento sucio y miserable que una vez llamaste

tuyo propio. El aire sabe bien ¿no es así?

Y no necesitaras tus libros y tus grabaciones contigo

desde ahora, ya que puedes recordarlos todos a voluntad-

las palabras, las notas ya no parecerán nunca más herramientas

pero serán estructuras en libertad en las que puedes holgazanear

o no, depende del ánimo en que te encuentres. Del mismo modo,

te gustará la gente aquí pero si has elegido

ignorarles no se te tomará como una ofensa. Un lago

está cerca, invisible, pero altera la luz que cae en tus rodillas

e, igual que un impuesto indebido, anula el énfasis del arrepentimiento.

Pero a ver… la fuente no funciona ya más

y la severidad del plan, aunque admirable, no puede

ser imitada: si es solo una de aquellas tantas cosas

que nos evitan o que están “idas para siempre”, como el agua de rosas cae por un sumidero…

Ayer es un fantasma en guardapolvos clásicos.

Hoy es un muchacho vestido con desigual despreocupación.

Y se requiere una nueva calidad de atención: los silencios

han de ser orquestados, los retratos trazados con tinta invisible

si queremos entender lo que en realidad está teniendo lugar

más allá de esta superficie pálida que es tan satisfactoria por sí misma…

Alguna heroína romántica de segunda podría morir

en una sala diáfana y con biombos que nadie visita o

quizá un niño desorientado en los bosques azules de un libro ilustrado

ahora es consciente de que las zarzas se despiertan para anudar sus tobillos,-

o puede ser que alguna esperanza enterrada, que una vez pareció la locura,

está a punto de proceder a demandar de manera inmediata

la construcción de las formas en que puede habitar: ahora es la única solución racional…

una logia de Brunelleschi, un pórtico de Inigo Jones,

en el que la luz tardía del verano, no demasiado lejos del Egeo

se ha instalado de forma permanente.

Mientras tanto el sol se ha vuelto a levantar,

como un acorde en do, a través de las barras de las nubes;

y cada uno mira todavía en el jardín

o camina en algún otro parque o jardín

mientras se intercambian palabras sobre

el parterre que tiene forma de esfera reloj.-

y en verdad da la hora.-

nuestra hora, en generosos períodos como Schubert.

de John Ash

Que entréis en la segunda década del segundo milenio de nuestra era con paso firme y seáis acogidos con buenas intenciones.

¡besitos¡

4 comentarios:

a roja dijo...

sí, quiero llamarlo río o arroyo o..
sí, quiero esa erre para dormir y habitar..
sí, mis mejores deseos de lluvia para este desierto

Vladimir García Morales dijo...

Este es mi poema preferido de John Ash y este fragmento:

"...Del mismo modo,
te gustará la gente aquí pero si has elegido
ignorarles no se te tomará como una ofensa"

siempre lo recuerdo...
Gracias mil, Ana.

ángel dijo...

Gracias por este poema de Ash y por tu espacio que seguiré frecuentando en este año recién nacido.

Felicidades.

El Saltador. dijo...

A mi, como a Vladimir, también me fascina este poema, y supongo,que tal vez por otros motivos, son esos mismos versos los que me golpean.
Gracias, que gran trabajo Ana.
Me tranquiliza, pensar que Ash y tú sois amados.