miércoles, 21 de julio de 2010

LAS FILOSOFÍAS DE LAS CANCIONES POPULARES

Para Brinley Mitchell
1
Ese día las cosas salieron bien; no como se previó-
ya que no había lugar para colocarte en mapa
que yo había dibujado en el envase. Pudo haber
presagios, pero nadie había recordado consultar a
las nubes, las entrañas, el patrón de las hojas alrededor
del reloj de sol que se rememora con cariño o los sueños
de las mujeres asustadas. La máscara de la razón permanecía
donde siempre estuvo, sonriendo sobre la piedra angular del arco.
A lo sumo, fue la posibilidad de caer
más tarde, en la noche, entre el cartón húmedo
amontonado en los pasillos, de confundir otra vez
farolas con planetas, de imaginar al distinguido extranjero
con las joyas sencillas, mientras mostraba de nuevo el interés:
no es un feria verdadera- no hay globos ¡ qué tristeza de kermés¡
Deberías haberte puesto las flores. Las blancas.
Alguna rosa. O una cadena. Un casco de cuero.
Una placa para anunciar tu resplandor insólito-
antes de que la actuación comience y cada cual sea borrado de la vista
mientras suspiran profundamente como si hubieran perdido algo
más allá del precio y estuvieran a punto de encontrarlo de nuevo- allí
en el escenario en el momento en que las luz se sube
para revelar el paisaje pálido que retrocede y que yo había diseñado
para ser observado a través de las ventanas destrozadas
de una catedral Francesa
y sí, la mancha apagada
como el jabón usado es la cara de alguien que llora o que se ríe.
2.
La sala estuvo abarrotada.
Fue emocionante.
¿Pero lo conseguimos?
Part 1. Ejercicios de estilo.
Part 2. Canciones sobre la muerte de los niños.
Part 3. Sambas antropológicas/ El sacrificio.
Part 4. Quatre Chansons Paysannes
- y tú el quinto sin previo aviso, la cuerda
que introduce los colores del bosque pintado.
¡Ahora sostenlo¡ Es como si esto fuera una fotografía
y las cámaras se mantuvieran primitivas.
No tiembles. No va a morir. Nunca.
3.
Los árboles daban sombra a las columnas de los pórticos blancos
Alrededor de la plaza una calle o dos hacia abajo
El teléfono sonó en su caseta
Sin responder en la esquina
Había flores en las puertas de la estación
Que crecían escaladas hacia un arco castaño
El vestíbulo estaba en silencio aunque lleno
Nosotros estábamos húmedos de un sudor que pretendía aparentar riqueza
El mobiliario austero y hasta las paredes cantaban
Sabíamos las palabras para esa canción
Y las creímos todas porque en ese aire viciado
La más suave mentira sofocaría y vencería
Y la noche se oscurecía como un sonido
Por los registros aterciopelados de una orquesta
4.
Pero el abrazo. El viaje tenebroso.
La cama. El nido de rizos. El tallo.
Los edificios altos con sus cocinas y con sus espejos.
La oscuridad bajo los árboles y puentes.
Las camisetas vacías estampadas por el primer sol
con galones. No los describiré. Los entiendes
o permaneces en el exilio. La verdadera cuestión
se muda en este día (la siguiente),
al extenderse como el nivel del mar a través de las calles,
sus colores inciertos. Te encuentras indispuesto,
Te gustaría quitarte los zapatos. Te gustaría tumbarte
en las bocas de riego frente a las oficinas de seguro.
que reflejan los cielos. Te gustaría dormir, hasta al fin,
en la ignorancia, ya que no hay mapas que cubran el delta
cuyos distribuidores ahora se alejan de ti mismo.
Pero la alarma se mantiene encendida en el coche bloqueado
y te persigue. Comienzas a olvidar.
Travesía escéptica de John Ash
Puerta del Mar (en prensa)
Traducción de A.G y J.W



Fotografía perteneciente al espacio rebonmateo
Marta Rebón y Ferran Mateo.

2 comentarios:

Dylan Forrester dijo...

Tantas palabras para decirnos tan poco, todo un arte.

:)

camaradeniebla dijo...

Por eso es escepticismo-:-D
Tantos sentidos que no llevan a nada.
after sexto empírico