jueves, 7 de octubre de 2010







 Jason Pollock





Vuelvo al comienzo de estas líneas. ¿Qué quiere decir, en realidad, que un escritor ha acertado, o que el libro de X es un acierto, un logro, como dicen algunas veces -no muchas, desde luego- los críticos de los suplementos culturales? ¿No es el verdadero acierto, en realidad, un error que a fuerza de insistir trasciende o incluso redime su triste origen, su mala semilla inicial? Suele presuponerse que al escribir decimos o podemos decir exactamente lo que queremos decir. Nuestro grado de destreza se mediría, así, por nuestra capacidad para dar en la diana, clavar la mariposa de la idea con un alfiler de palabras precisas y más o menos sugerentes. Mi experiencia, no obstante, me recuerda que sólo raras veces se tiene el blanco tan a la vista. Uno escribe por ensayo y error, a tientas, buscando las palabras para ideas cuyo sentido sólo entiende, propiamente, cuando halla las palabras que le suenan mejor o parecen más justas. Nunca sé del todo lo que quería decir hasta que lo he dicho, como demuestran estas mismas líneas. Así que uno camina y va probando, sopesa, ensaya, borra y vuelve a probar. Yerra, sí, se equivoca, y sigue errando hasta llegar a su destino, que no es nunca el previsto, o no del todo, pues emerge ante uno según lo va alcanzando. «Acertar» no sería, pues, sino el resultado de evitar los errores que infestan el camino, solventar los problemas que se presentan casi a cada línea. O dicho en forma de sentencia: «acertar», al final, es sólo una variante de la resignación.
de Jordi Doce "Ensayo y error"

3 comentarios:

José Antonio Fernández dijo...

Todo muy cierto. Además acertar en lo escrito viene reflejado por un grado importante de improvisación, que está relacionada con la inspiración, que se tiene con la constancia y la preparación. No es soplar y que suene la flauta.
Saludos.

Dr. Flasche dijo...

Yo tengo que hablar de humor amarillo, y la prueba de las puertas.

Acertar es una variante de la resignación cuando se entiende que el "acierto" representa el final del camino, pero cuando uno piensa en ese fragmento de humor amarillo, en el que en el camino a recorrer para resolver la prueba [léase la pregunta] uno encuentra la puerta correcta, eso es un acierto, y no es resignación, sino empuje a seguir escalando...

creo.

José María Banús dijo...

Tanto en la poesía como en la pintura o el arte en general debe mirarse sin mala fe, pues la mala fe sólo hace enturbiar la mirada del observador. El observador, en ese plano, debe mantenerse al margen y sólo reflexionar si le gusta o no la obra. Preguntarse si es un acierto creo que está fuera de lugar puesto que importa poco. La belleza es belleza, esté o no intencionada. La improvisación requiere madurez para que cobre vida algo bello. O por lo menos para que te cueste menos llegar a ahí.

Saludos y enhorabuena por el blog.