lunes, 11 de marzo de 2013

prólogo para una antología inexistente




Van incorporándose nuevos nombres, jóvenes poetas
disponer el silencio a través de sus aros pasearse frente a espejos imaginar la propia muerte eran actos de soberbia disculpables si caminábamos en círculo si nos quisimos solos. las cosas debían devolvernos su nombre improbable aunque no exista más prueba del principio que su insatisfacción. a cada paso crujía el suelo con la vejez prestada del delator pero qué lenguas habían enfermado en nosotros y qué medalla de la salud se nos había dado a besar todo fue amorosamente silenciado para hacernos implacables ventrílocuos de nosotros mismos. 
José María Castrillón
Antropometrías. Yves Klein

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