miércoles, 17 de julio de 2013

Roger Santiváñez


Never la luz se puso al mediodía
Como hoy del mar sintió el clamor
De una belleza tan real impresa
En la resaca de un tumulto an
Cestral ingrávido prendido a las
Estrellas dormidas todavía si
Nuosas en su cielo ampayado de
Todos modos por las sabias orillas
Mojadas & desnudas tras el aire
Blandido suavemente revoltijo que
Se desata en mi corazón & lo hace llorar

Roger Santívañez. Poema.

ENVOI PARA ROGER SANTIVAÑEZ


Aparece la luz cuando la sombra es clara. Contra el tiempo, vive el pequeño dios del horizonte: agua en el pubis. Como cada latido de nuestros corazones separados. Habla de Pound, la muerte de Narciso en el costado. Más tarde, en el pequeño invierno: los sonidos. Son idos. El contorno que emerge en el instante. Cantar. Hacer el agua. Suspendidos cupidos. La lengua del verano se levanta como un gran chapuzón contra la muerte. Una gaviota baja a reflejarse.

La gracia. A cada instante. Sobre la arena, el cuerpo dirigiendo el espacio. El ocaso de lo inesperado. Los ojos que temblando transforman la mirada, el mundo en carne. Los límites del tiempo y la fotografía, uno son. Son del idioma: rosa-canción. Canción solaz. Vive todo el océano a los pies del poeta. El poeta es el océano. Pero también el ruido del idioma construye el trampolín: canorum ver novum. Nuevo ver. Fui hí fui hí fui hí tuu tuu grck grck

Solo soñar. Muslos, cuerpo, salto. A mitad del camino de la vida. Aganipe, plegaria, el sol que mueve la luz y las estrellas. Salta swing never never solaz celeridad. Instante. Decimos la pureza de la rosa y besamos a Eguren. Rostro lento. Nacer. Desnacer , renacer en el vientre caudal del lagrimal. La mirada, el paisaje la angustia de perderte y recuperarte. Pero estamos aquí, liberados y atados al temblor. La mujer que aparece. Renacer rock. La eternidad del Myrtho. Nadie sabrá qué hiciste en Roma. Belleza. Terminable verano. Vida nueva.

David Hockney

Sortilegios. La palabra. El presente medido y contenido. Cavar una escalera celestial con las sílabas que yacen en la tierra. La ola que nace. La ola que muere, al mismo tiempo, en todos los instantes de la página. A cada instante, solo poesía. El idioma por dentro crece y crece. Horda de la mirada, silencio en re menor un cuerpo pasa y queda. Laberinto. Lengua incierta, medida, contenida. Perfecta. El regreso de un pájaro a su centro.

La lenta constelación de sombra avanza sobre el cuerpo y el tiempo. Vence el poema. Escondidos miramos el amor cara a cara. Un hueco que se inmola. Nace nada de esto. Pasajeros, una efímera estatua, quedamos detenidos sobre la hierba fresca. Adoración secreta que se incendia en el cielo. Fuego de luz, solar rumor inverso del pubis apretado.

El mundo que lentamente abandonamos en el pequeño cuadrado de horizonte. Nuestro es. Piura. Lima. Roberts Pool. El dulce y eterno costado del placer en Eleusys. Las formas son más rápidas. El cielo. Latidos que sacuden el corazón: contornos. Pequeña luna impaciente, la mirada brillante. Para nacer la dulce ondina andina.

Belleza
Don
Poema
En el corazón
Siempre en poesía

ana

en Virtu seguido de Roberts Pool 
de Roger Santívañez


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