Los hombres no supieron que hubo hombres que escribieron para ellos. Ni siquiera el alcalde de Berceo ha leído a Berceo.Ningún pobre de América del norte, ningún minero ha leído a Walt Whitman. Ningún compañero, ningún campesino, ningún obrero ha leído a Blas de Otero. Neruda, los esclavos de Chile no conocen tus versos. Los inditos peruanos hambrientos no saben quién fue César Vallejo.
Patricia Esteban y Hugo Pérez
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