jueves, 17 de abril de 2014







A Ana Gorría

Sobre hierbas rojas
reposan los gorriones de su vuelo.

Cantan por dentro para el sueño mío.
No sopla el viento no huele a nieve.

En mi cabeza reclinada
juega una niña
que no teme a los silencios.

Gracias por la amable y hospitalaria caricia del desconocido.




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