jueves, 23 de mayo de 2013



Fantasmas

El centro de la lengua es imperfecto como pequeñas láminas de uranio. Después lo vertical.  En la saliva, temblar en carne viva es la frontera contra lo que se esfuma. Lo que dijimos límite es orquídea. Tan frágil entre huellas es este pasadizo que se borra. Alzada como el humo, quién vuelve a aparecer. La borrosa celeridad del paso, aquello que amenaza: ser primero ceniza, luego humo. La rigidez, entonces, elevada se va hundiendo en el centro de la médula: pequeñas transparencias invocadas como si fueran nombres imperfectos. La ruina de la imagen como un tránsito siempre hacia el mismo laberinto en donde fluye un torpe manantial.

De ana
La soledad de las formas


Goldsworthy



2 comentarios:

juan bello dijo...

lo quiero YA

J.Luis Gómez Toré dijo...

Hermoso... Enhorabuena (yo también lo quiero).