El misterio atrae al misterio. Desde
que se extendiera mi nombre como artífice de hazañas inexplicables, he topado
con extrañas historias y eventos que mi vocación ha llevado a la gente a
relacionar con mis intereses y actividades. Unos han sido triviales e
irrelevantes, otros profundamente dramáticos y absorbentes, otros generadores
de extrañas y peligrosas experiencias, y otros me han enfrascado en exhaustivas
investigaciones científicas e históricas. He hablado de muchos de ellos y seguiré
haciéndolo libremente; pero hay uno que no cuento sino con suma reticencia, y
que solamente ahora procedo a relatar después de haber sido sometido a una
sesión de intensa insistencia por parte de los editores de esta revista, a
quienes les habían llegado vagos rumores de la historia por boca de otros
miembros de mi familia.
(….)
Me veo inducido a dar este paso por
la manifiesta razón de que el público de ambos hemisferios pueda, por
desconocimiento de la verdad, dar crédito a la mendaz fanfarronería y jactancia
de la horda de imitadores que, brotados tan rápido como champiñones, y con la
misma endeble fibra vital, pretenden, con pasmosa desfachatez y perniciosa
falsedad, reivindicar y arrogarse un crédito y un honor que, como tales, me
pertenecen. Es con el mismo espíritu y por la misma convincente razón que
cumplo con el presente deber de estipular debidamente mi derecho al título que
ostento y denunciar el robo descarado de mi nombre, fama y demás emolumentos de
éxito por parte de aquellos que se publicitan y se hacen pasar por «Reyes de
las Esposas», «Escapistas de cárceles», etc., ad libitum, ad nauseam.
(…)
Los nudos de cuerda poseen una
clara ventaja sobre el resto de formas de escapismo, a saber: las cuerdas están
exentas de toda sospecha. En muchos casos en los que se recurre al uso de
candados, cadenas, esposas, baúles, cepos y demás, el artilugio queda más o
menos bajo sospecha, pero en aquellos trucos en los que sólo se emplean
cuerdas o cintas corrientes, el artista recibe todo el reconocimiento por el
escape. Por lo general, siempre es mejor emplear cintas que cuerdas, ya que
éstas despiertan menos desconfianza aún que las cuerdas...
(...)
Podría relatar muchos, muchísimos más incidentes relacionados con la astuta labor de la fascinante fémina criminal, pero éstos serán suficientes para advertir al incauto de lo desaconsejable de confiar el honor o la cartera a una mujer desconocida, por hermosa que sea.
(...)
Podría relatar muchos, muchísimos más incidentes relacionados con la astuta labor de la fascinante fémina criminal, pero éstos serán suficientes para advertir al incauto de lo desaconsejable de confiar el honor o la cartera a una mujer desconocida, por hermosa que sea.
Cómo hacer bien el mal
1 comentario:
houdini es un personaje que me apasiona, Ana.
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