en
y al fin hemos venido a
parar a mi sexo
a esta raíz
de los adverbios
tú crees
estar aquí y yo
adivinar
tus inicios en
ti
bastaría
con entregarse
a la
desposesión de los espejos
sin saber
quién
vierte las preguntas
ni de quién
el habréis de morir el uno para el otro
tan sólo
persiguiendo al que persigue
sin saber
en qué
casilla detenerse
ni de quién
el niña redondea tu letra redondea
ahora dónde
el
crecimiento y su quietud:
la
fruta
ya caída en
sal
¿me oyes amor? Empieza a dolerme
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