DESPLAZAMIENTO
Aparecí de entre las piedras,
pensé en aquello como quien planea
no seguir otro camino.
Las historias más reales nos las inventamos.
Nadie me tapó la boca:
no se secuestra a una niña que habla.
Aparecí de entre los coches,
pensé en una carretera frondosa
de campos como puños secos.
¿Te bajas en esta? La siguiente te deja en casa.
Te sacan a bailar todos los chicos,
pero sólo bailan.
A donde no quiero ir, porque sé que hay ruido.
A donde no me llevan, porque una vez hablé muy alto.
PIEL DE SERPIENTE EN EL CUERPO DE ZHORA
Hace falta una orilla, tener sitio
para correr.
Bordear el mar, un lago, el agua hervida
de una ciudad que es un caldero.
Hace falta retroceder sobre los pasos recipientes
alcanzar la agitación que precede al impulso.
Con el espacio. Con el tiempo.
Afrontar el miedo como una acción cotidiana.
Alguien sale a la vida cada mañana,
revisa sus fuerzas y corre
contra una columna de espejos.
Aparecí de entre las piedras,
pensé en aquello como quien planea
no seguir otro camino.
Las historias más reales nos las inventamos.
Nadie me tapó la boca:
no se secuestra a una niña que habla.
Aparecí de entre los coches,
pensé en una carretera frondosa
de campos como puños secos.
¿Te bajas en esta? La siguiente te deja en casa.
Te sacan a bailar todos los chicos,
pero sólo bailan.
A donde no quiero ir, porque sé que hay ruido.
A donde no me llevan, porque una vez hablé muy alto.
PIEL DE SERPIENTE EN EL CUERPO DE ZHORA
Hace falta una orilla, tener sitio
para correr.
Bordear el mar, un lago, el agua hervida
de una ciudad que es un caldero.
Hace falta retroceder sobre los pasos recipientes
alcanzar la agitación que precede al impulso.
Con el espacio. Con el tiempo.
Afrontar el miedo como una acción cotidiana.
Alguien sale a la vida cada mañana,
revisa sus fuerzas y corre
contra una columna de espejos.
Sofía Castañón.
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