sábado, 21 de junio de 2014

No se retire el sol de la espalda ni el verde de la retina.
Así, aquí. Infinitamente.
Ser la palabra que destila lo demás: el ruido del viento entre la luz sobre el mantel blanco;
el reflejo en el cristal iluminado
del movimiento de una enorme "Costilla de Adán";
las voces lejanas de la ciudad y cercanas de los pájaros sobre la cubierta verde y negra de un libro de Yaiza.


Otra vez invierno, otra vez lunes, otra vez noche.
Irán las carreteras cubriendo la distancia que separa quien soy de quien quisiera.


No se retire la impresión, ni el deseo de quedarse, ni la decisión de que el sol, verde y cristal sean mi casa.

Rosario de Gorostegui.

Florence Henry

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