viernes, 10 de abril de 2015

1 comentario:

Vladimir García Morales dijo...


Un vídeo lleno de sabiduría que siempre me alegra volver a ver.

Pero Deleuze no ve más allá en la deuda infinita que el rostro del sacerdote y que el comercio de la pena. Nietzsche tampoco fue más lejos y padecía del resentimiento que él criticaba en el cristianismo.

Porque la deuda infinita es alegría infinita (también en la tristeza) y nuestra dignidad humana. Porque entonces se torna ya enojoso para nosotros quejarnos por las contingencias de nuestro propio ombligo y nos ponemos sin distracciones y sin degradar nuestra energía al ejercicio de las capacidades o 'potencias' que en el momento se nos dan. Y como para Dios todo es posible, si no tenemos esas potencias, en la espera de Dios hay potencial infinito.

No se puede entender la cruz desde la razón ni desde la falta de humildad. En la cruz se funden en un abismo sublime la deuda infinita con la potencia infinita y a esto solo puede llegarse con la renuncia (lo más difícil que existe). La guerra del amor procede no del conquistar sino del renunciar a conquistar.