sábado, 18 de abril de 2015

Monadnock a principios de primavera

Coronado por nubes y espléndido, al dominar todas
las pequeñas colinas menores que lo confinan,
permanece, al brillar con la ligereza de abril,
aún sosteniendo el invierno alguna pared severa
y empinada, protegida; y sorprendida por la llamada
de la primavera, tus árboles a ras de la esperanza
y el lanzamiento de una nube carmesí, en silencio.
Encima de tus grietas nevadas donde caen
las pálidas hojas marchitas del roble mientras la nieve abajo
se derrite en su toque fantasmal. Otro año
es rápido con el intercambio. Como ha sido cada año.
Inmóvil todo observas, y todo lega
alguna joya a tu diadema de poder.

Tu promesa de mayor majestad inadvertida.


Amy Lowell
Tr. del inglés

Francesca Woodman

1 comentario:

Vladimir García Morales dijo...

Precioso.

"Todo lega alguna joya a tu diadema de poder". Me recuerda al Traherne de las "Centuries of Meditations". Esto logra el amor que todo observa y que deja vivir vivificando: todo lo que está poblado (ya sea de nubes, de árboles o de seres humanos que atestiguan la maravilla) lo glorifica.

"Lo bueno para los buenos" dice el sacerdote en la iglesia ortodoxa. Así la poesía, que es eucaristía (y este poema lo demuestra una vez más).