Pues el lenguaje de la obra de
arte se distingue por el hecho de que la obra de arte individual reúne en sí y
manifiesta el carácter de símbolo que, desde un punto de vista hermenéutico,
corresponde a todo ente. En comparación con cualquier otra tradición, lingüística y no lingüística, hay que afirmar que la obra
de arte es absoluto presente y tiene dispuesta su palabra para cualquier
futuro. La familiaridad con que la obra de arte nos roza al mismo tiempo, de un
modo enigmático, trastorno y
derrumbamiento de lo acostumbrado. No es solo el “eso eres tú” que se nos
revela en un espectro fausto y temible. La obra de arte nos dice también: “debes
cambiar tu vida”.
Gadamer.
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