Ar
La
selva crece por dentro y el altiplano anida en la mirada.
La humedad se
deposita en la piel como una bruma.
De lo seco
a lo húmedo, de golpe.
Un corte de respiración abrupto
como
el paisaje.
Transición
insospechada: el horizonte de montañas enormes y heladas se precipita.
Se hace
precipicio mientras lo verde irrumpe.
Un
juego de colores y de respiraciones.
No se respira igual en lo árido que
en lo húmedo.
No
se es igual.
¿En
qué punto exacto se produce la escisión?
¿Se produce?
¿O es que la selva permanece dentro como un
presentimiento mientras el altiplano anida en la mirada como un estar ausente?
¿O es que el altiplano permanece dentro
mientras la selva humedece la piel y vuelve bruma la mirada?
No es una ruta:
es un trance.
Es atravesar el terror / el camino
de la muerte.
Extravié
el camino pero la selva era clara, palpitante, presencia invasiva.
Un exterior que
invade y arrebata.
la
suspensión / el éxtasis del afuera
No se trata de geografía se trata
de una respiración compartida que se abisma.
El
camino de la muerte: En la infancia se puede mirar el abismo
verde e intuir la palabra muerte. Se puede pensar: ¿cómo puede ser algo terrible si la caída por el precipicio parece
amortiguarse en esas copas verdes respirantes que nos miran?
Mientras las
cascadas constantes vuelven barro la tierra y parece que todo está dado para la
muerte. No es una ruta es un trance.
Llegar a Caranavi.
Cobija:
La
selva suena.
El altiplano calla.
pero
en esos contrarios se contiene toda la música del mundo
El amanecer
en la selva es azul /El amanecer en el altiplano es celeste.
Y las
impresiones son sólo matices cromáticos de un mismo misterio que sabe desdoblarse
de manera casi simétrica en las oposiciones:
Verde /
Gris Húmedo/Seco
Bajo/Alto Calor/Frío
Alquimia,
oxímoron: anima mundi.
Pero ¿en qué
momento exacto se produce el desdoblamiento que enfrenta? ¿Enfrenta o acompasa?
¿No contiene cada instancia su reverso dentro? ¿No se es altiplano en oposición
a que se es selva?
(Nada
es cierto y el lenguaje de la separación no es suficiente para nombrar las
metamorfosis del paisaje.)
La coca: hoja
verde que contiene la selva que se mastica.
Pasanca: una nueva
manera de lo negro en la selva.
Motacú
achachairú guapurú: ¿el lenguaje es del lugar de donde procede lo que se nombra
o del lugar donde es pronunciado lo que se desconoce?
[Encomiendas: la humedad viene dentro
y también la fruta envuelta en cartas. Reyes y el Beni vienen en la encomienda
y crean todo un lenguaje que hace inmediatamente crecer la selva en plena La
Paz, en la avenida Arce.]
«El Beni como
una imagen extraviada en un libro de Perec. Leer una postal cuya leyenda dice Beni y ver como de las páginas brota
la laguna de Copaiba, Rurrenabaque, Reyes, las palmeras, el jocheo de toros del
6 de enero. Soñar en escribir, a lo Perec, un relato beniano en el que
estuviera ausente la letra u: ¿un imposible? ¿Un callarse las cosas de la
selva?»
La laguna de
Copaiba: decir piraña e intuir una presencia real distinta a las fábulas de
Esopo. Pero también decir jochi colorado, sicurí, pasanca, sumurucucu como
animales de una mitología que el habitante del altiplano desconoce. Dejarse habitar por ella.
U como onomatopeya selvática. U de motacú. U de lluvia.
U de humedad. U de tutuma. U de cunumi. U
de tacú. U de yungas. U de sumurucucu.
una
letra para la zona tórrida y para la apertura del lenguaje
El altiplano,
como el desierto de Jabès, es la extrema escucha. La selva con su sonido
vibrante entabla un diálogo imperceptible para los que no han aprendido a
callar en su lenguaje.
Una naturaleza
desatada que nos camina dentro. La selva: la floresta respirante que nos come –y se lo comió la selva.
El zapateo africano que retumba sobre el
altiplano del Perú / La saya de los Yungas retumba en el carnaval de Oruro / El
contundente ritmo de la selva retumba en el sosegado ritmo del altiplano.
la música de
yuruparý se hace con los huesos de Uarly
porque uno es el otro y el otro es el uno
Valeria Canelas